La semana pasada fui a Japón para unas vacaciones de dos semanas.
Fue un viaje muy divertido y los recuerdos de lo que hice me acompañarán toda mi vida. Viajar es siempre una cosa especial, pero vivir en Japón es una experiencia mucho más complicada. Como en todos los países asiáticos, en Japón se puede ver cómo la distancia cultural entre el mundo occidental y el lejano oriente es evidente. Las habitaciones estrechas, los porteros de los restaurantes que saludan cuando entras, los empleados que marchan por la estación de Tokyo como células en el torrente sanguíneo – todo esto y muchas otras cosas son el símbolo de una visión de la vida que es extraña a los turistas que todos los días visitan esta nación misteriosa, sin embargo, y tal vez por este motivo también, el país del sol naciente nos impulsa muchísimo.
Este archipiélago de origen volcánico está compuesto por cuatro islas principales y es una de las regiones más volcánicas del mundo con más de 108 volcanes activos. Para colmo, esta es una de las zonas más sísmicas también y los tsunamis y los terremotos están al orden del día.
Sin embargo, los japoneses aman su nación como se ama a un miembro de la familia y no se asustan de los desastres naturales que están acostumbrados a afrontar.
Mi viaje me ha llevado a ver cuatro ciudades muy diferentes: Tokyo, Kyoto, Osaka e Hiroshima.
Tokyo es una ciudad muy grande. Tan grande que sus barrios son verdaderas ciudades distintas. Los barrios más famosos son Shibuya, para los aficionados de la moda, Ueno, para los interesados a la cultura y a los museos, y Shinjuku, donde se puede vivir la verdadera vida nocturna de Tokyo. Esta ciudad está llena de lugares importantes, históricos o simplemente peculiares.
Kyoto es una ciudad que debe su belleza clásica a la naturaleza que la rodea. Hace muchísimo tiempo que está fuera de la capital de antiguo Japón y por eso tiene innumerables templos y parques. Famoso es el “Paseo del filósofo”, un camino que bordea un canal constelado de cerezos. Esto es un lugar muy espiritual que conecta muchos templos shinto.
Osaka es una ciudad industrial y está llena de oficinas diferentes. Su centro urbano es un barrio que se llama Dotonbori. En este barrio hay muchísimos clubs, bares y restaurantes muy peculiares, donde puedes comer carne, pescado y otros platos de la cultura japonesa.
Hiroshima alberga el parque y el museo de la paz, monumentos dedicados a la tragedia de la famosa bomba nuclear. Un lugar que educa a las nuevas generaciones para no repetir los errores de este terrible pasado.
Esta fue una aventura hermosa e inspiradora. ¡No olvidaré las memorias de este viaje mientras viva!